LA CAJA NEGRA DE HIROSHI SUGIMOTO
Nada malo puedo decir de este fotógrafo y menos aun ser objetiva porque me tiene cautivada, y más después de ver la exposición que ofrece la fundación Mapfre de Barcelona titulada “Hiroshi Sugimoto, Black Box” comisariada por Philip Larratt-Smith.
En ella se muestra la obra del fotógrafo a partir de cinco series representativas de su trabajo conceptual y estético. Un mago de la cámara analógica, del blanco y negro y los revelados en gran formato. La exposición empieza con la serie seascape, fotografías de diferentes mares y lagos del mundo que muestran un simple horizonte capturados en diferentes momentos del día, imágenes aparentemente sencillas porque “demasiada información nos conduce a nada”, tal como dice el propio artista, pero a su vez, llenas de complejidad conceptual que invitan a la reflexión y dónde la abstracción y eternidad van de la mano.
Subamos a la primera planta de la casa Garriga Nogués. Nos espera nada más y nada menos que Retratos. Donde lo falso se convierte en realidad, donde una fotografía del siglo XX pueda parecer un retrato del siglo XVI, donde el negativo de gran formato da protagonismo al detalle más pequeño. Aquí encontramos a Enrique VIII y sus seis mujeres junto a Fidel castro, Lenin y al mismísimo Papa, de cera, pero ahí están. Lo mismo sucede con la serie Dioramas, una de las primeras series realizadas por el fotógrafo y antecesora de Retratos. En ella vemos el museo de historia natural de nueva York como si se tratasen de paisajes primitivos, fotografías que bien podrían ser de Sebastiao Salgado, y de ahí la sensación de que el artista vuelve a jugar con el espectador, la falsificación se convierte en verdadero. Entre estas dos series encontramos Cines, donde grandes salas de cine vacías con un gran rectángulo luminoso como representación de la muerte crean un diálogo entre la vida, la muerte y el paso tiempo.
La exposición termina con un trabajo de química pura y dura. Relámpagos muestra el efecto de la corriente eléctrica sobre un negativo, de forma que nos encontramos ante negativos revelados que no han sido fotografiados, efectos químicos que dan lugar a texturas, ramificaciones y contrastes de estética y belleza que cautivan.
Son 40 fotografías representativas de Hirohi Sugimoto, que no solo captura una imagen, un instante que nos muestre una realidad, va mas allá, utiliza la imagen para llevarnos a la meditación, a la reflexiones sobre la realidad, lo falso y lo verdadero, la vida y la muerte, todo un recorrido filosófico a través de la belleza estética y la conceptualidad.